Pascasio, diácono de Roma, fue varón de mucha santidad, grande limosnero, favorecedor de pobres, humilde y muy penitente. Sucedió que, pretendiendo el Pontificado Simaco, y Pascasio favoreció más de lo justo las partes de Laurencio contra Simaco, sin que le bastase quedar Simaco con la dignidad en voz de los más electores, tuvo con él sus repuntas, hasta que murió el mismo Pascasio.

Llevaron a enterrar su cuerpo, y sobre las andas iba su dalmática y vestido de diácono, la cual tocando un endemoniado, quedó sano. Pasó mucho tiempo, y sucedió que Germano, obispo de Capua, por consejo de médicos, estando enfermo, se fue a lavar a unas termas o baños, en los cuales vio y conoció al Pascasio Diácono difunto, que servía allí a los que entraban a bañarse. Admiróse de verle, y preguntó la causa por que tan insigne varón estuviese en semejante lugar, y respondió:

- No por otra causa estoy en este lugar penoso, sino porque seguí las partes de Laurencio, que pretendía ser Papa contra Simaco. Ruégote que ruegues a Dios por mí, y haciéndolo entenderás que te ha oído si, volviendo aquí, no me vieres.

El obispo Germano hizo lo que le fue pedido, y volviendo desde algunos días, vio que no estaba allí. Escribe este caso San Gregorio, en el libro cuarto de sus Diálogos, capítulo cuarenta, y dice que por no haber pecado Pascasio por malicia, sino por ignorancia, que le parecía que acertaba, padeció solamente aquella pena. Y se infiere de lo dicho que aunque hay lugar proprio y diputado para Purgatorio de las almas, que es uno de cuatro senos del Infierno, porque uno, y el más profundo y mayor es el de los condenados, otro, donde están los niños que mueren sin Bautismo, donde no hay pena de sentido, sino privación de la vista buena de Dios, y el tercero, el Purgatorio de que hablamos, | donde se purgan las almas de los que murieron en gracia de Dios, mas llevaron culpas veniales o penas debidas por los mortales ya perdonados, y el cuarto, donde estuvieron las almas de los justos y amigos de Dios antes que su Majestad muriese y las sacase de allí, y resucitando y subiendo a los Cielos las llevase consigo; sin este Purgatorio, digo, que se infiere de lo que aquí dice San Gregorio que algunas almas le padecen y son purgadas en otros lugares particulares. Y el haber hecho Dios milagro por medio de la dalmática de Pascasio, dice el mismo San Gregorio que fue en aprobación y abono de las muchas limosnas que hizo en vida, y para corresponder con el crédito de santidad que de él tenían todos, aunque convino y fue necesario que antes que entrase en el Cielo purgase lo merecido por la culpa que por ignorancia había dejado de llorar.








EL LAGO DE FUEGO