¿Hay Vida después de la vida?
¿Cómo es el Infierno?
Si del Cielo se habla poco, del Infierno se
habla aún menos. Y al respecto hay errores muy difundidos: unos creen que el Infierno no existe.
Otros creen que sí existe, pero que allí no va nadie, aduciendo que Dios es infinitamente bueno, pero
olvidándose de que también es infinitamente justo y de que el mismo Jesucristo nos habló en varias
ocasiones sobre la posibilidad que tenemos de condenarnos. De hecho, el Infierno es de creencia
obligatoria para los Católicos, y es de los dogmas de nuestra fe que presenta mayor número de textos
de la Sagrada Escritura que lo sustentan, en los cuales por cierto aparece con diferentes nombres
(abismo, horno de fuego, fuego eterno, lugar de tormentos, lugar de tinieblas, gehena, muerte segunda,
fuego inextinguible etc.).
En resumidas cuentas, el Infierno forma parte, junto con el Cielo y el
Purgatorio, de las opciones que nos esperan para la otra vida. Entre los secretos que reveló la
Santísima Virgen María a los pastorcitos de Fátima, está una visión del Infierno, que les dio en una de
sus apariciones. Dice Lucía, la única vidente de Fátima que aún vive: "Algunas personas, también
piadosas, no quieren hablar a los niños pequeños sobre el Infierno, para no asustarlos. Sin embargo,
Dios no dudó en mostrar el Infierno a tres menores y una de ellas contando apenas seis años".
Por
más que Lucía describe lo que ella y los otros dos videntes vieron (cfr. Memorias de Lucía), no es
posible imaginar cómo es el Infierno. El Infierno es un lugar de dolor y horror -más de lo que
podemos pensar y suponer- al que son arrojadas las almas que en la tierra desperdician las gracias de
salvación que Dios en Su infinita Bondad, nos otorga a todos. Coinciden los Teólogos en que la más
horrenda de las penas del Infierno es la pérdida definitiva y para siempre del fin para el cual hemos
sido creados los seres humanos: la posesión y el gozo de Dios, viéndolo "cara a cara". Ya que sólo
Dios puede satisfacer el ilimitado deseo de felicidad que El mismo ha puesto en nuestra alma para ser
satisfecho sólo por El, puede comprenderse cuán grande puede ser la pena de no poder disfrutar de
lo que se denomina la Visión Beatífica.
Para resumir esta pena en palabras de San Agustín, "es tan
grande como grande es Dios". Jesucristo también nos da algunas descripciones del Infierno, en el que
otro de los tormentos es el sentido de eternidad. Es un sitio de fuego, pero es un fuego que no se
extingue, sino que es eterno, sin descanso, sin tregua, sin fin ... para siempre ... "Los malvados ... los
arrojará en el horno ardiente. Allí será el llanto y el rechinar de dientes" (Mt. 13, 42). "Y a ese
servidor inútil échenlo en la oscuridad de allá afuera: allí habrá llanto y desesperación" (Mt.25,30).
"Malditos: aléjense de Mí, al fuego eterno" (Mt. 25, 41).
Nos dice el Papa Juan Pablo II lo siguiente
sobre el Infierno y la condenación eterna: "quienes se obstinan en no abrirse al Evangelio, se
predisponen a una 'ruina eterna, alejados de la presencia del Señor y de la gloria de su poder' (2 Ts.
1, 9) ... Así resume los datos de la fe sobre este tema el Catecismo de la Iglesia Católica: 'Morir en
pecado mortal sin estar arrepentidos ni acoger el amor misericordioso de Dios, significa permanecer
separados de El para siempre por nuestra propia y libre elección. Este estado de autoexclusión
definitiva de la comunión con Dios y con los bienaventurados es lo que se designa con la palabra
Infierno' ...
La 'condenación' consiste precisamente en que el hombre se aleja definitivamente de Dios,
por elección libre y confirmada con la muerte, que sella para siempre esa opción. La sentencia de
Dios ratifica ese estado" (JP II, 28-julio-99). La Voluntad de Dios es que todos los hombres lleguen a
disfrutar de la Visión Beatífica. Dios no predestina a nadie al Infierno. Para que alguien se condene es
necesario que tenga una aversión voluntaria a Dios, un enfrentamiento o una rebeldía contra El y,
además, que persista en esa actitud hasta el momento de la muerte (cfr. Nuevo Catecismo #1037).
Hemos nacido y vivimos en esta tierra para pasar de esta vida a la eternidad.
Y allí habrá o "Vida
Eterna" en el Cielo, al que podemos llegar directamente o pasando antes por un tiempo de purificación
en el Purgatorio ... o habrá "muerte eterna" en el Infierno.
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